miércoles, 22 de diciembre de 2010

El duro momento de conocer una Verdad

Una buena señal ha dado la Intendenta del Biobío, Jacqueline van Rysselberghe, al anunciar que está solicitando una entrevista con el presidente nacional de Renovación Nacional, Carlos Larraín.
El anuncio ha generado toda clase de reacciones, en los más variados sectores, medios y tonos.
Pero lo interesante, es que una situación que se veía entrampada, con grave deterioro de la imagen y prestigio de la alianza gobernante, se acerca ahora a la posibilidad de ser superada, al parecer, gracias a las órdenes o sugerencias impartidas por el propio Presidente de la República.
Pero no hay que ocultar que el asunto no tiene que ver necesariamente con los avances en la reconstrucción o con el desempeño administrativo de la Intendenta. No. Hay cuestiones de fondo político; de liderazgo; de espacios; de apertura en torno a la distribución de cargos, lo que se esconde tras las acusaciones de autoritarismo por parte de sectores de gobierno que han actuado con hostigamiento constante en contra de la Autoridad regional, Por diversas razones, no siempre reconocidas o reveladas, pero que gran parte de la ciudadanía conoce, y que esta vez el presidente nacional de RN también debería finalmente conocer en su totalidad, de boca de la propia Intendenta, si es necesario.
Jacqueline van Rysselberghe ha mostrado capacidad y eficiencia, aunque le duela a muchos, y merece, a mi juicio, nuestro desagravio.
Ojalá que ella sepa reconocer y trasmitir a Carlos Larraín, que hay gente en amplios sectores de la UDI y RN que la apoyan de verdad, y hay muchos que admiran a esta mujer, porque ha sabido enfrentar toda la cobardía que se le tira encima. Y ojalá que el líder RN sepa entender la bajeza egoísta de quienes se han esmerado por enlodar a una autoridad de gobierno, que no ha podido darles en el gusto frente a tanto ataque incesante recibido de quienes a pesar de ello, sólo esperan "gestos" en
su beneficio.
Los que apoyamos al presidente Piñera, no podemos estar contra el gobierno regional, cualquiera sea el personaje que lo encarne, y los que lo están, pueden ser tachados de traidores, tanto más si son militantes o dirigentes de uno de los partidos de la Alianza, por el daño enorme que intereses personalistas infieren contra el logro democrático alcanzado después de tantos años de lucha infructuosa, hasta llegar a ser gobierno.

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