sábado, 19 de febrero de 2011

Navarro y la Concertación

Hasta hace poco, creí que personeros políticos y parlamentarios de la Concertación eran más inteligentes.
El senador Alejandro Navarro reununció al PS y dejó el bloque hoy opositor, enojado, y ante el enojo de todo el arcoiris. Dio forma a su propio partido, el MAS, y se prepara para su propia contienda en las próximas parlamentarias, arreglándoselas para estar siempre vigente en los medios; desplazándose por todo el país como si fuera un diputado fiscalizador, y hasta descuidando las labores propias de un legislador, a juzgar por el tiempo que emplea en sostener sus acusaciones, con o sin fundamentos.
Pero se sintió solo; se dio cuenta que no tendría el apoyo necesario para seguir en carrera parlamentaria, después de traicionar a la Concertación, y ni mucho menos frente a la eventual postulación de Jacqueline Van Rysselberghe.
Entonces se dio cuenta que sus acusaciones contra la Intendenta acaparó atención y simpatía en las cúpulas partidistas de la conecrtación abandonada, y se mantuvo firme, condujo bien la historia a su modo, y hoy tiene a personeros y parlamentarios de ese conglomerado, actuando como activistas en terreno, muy lejos de sus jurisdicciones, entregándoles un respaldo impensado.
Y la Concertación parece no darse cuenta, porque le sigue el juego. ¡Grande Navarro!
Pero, ¿por qué no actuó con el mismo celo cuando se triangulaban dineros para mejorar los bolsillos de ministros y funcionarios de gobierno, a partir de la Administración Frei?; y ¿por qué no actuó cuando descaradamente se dejó exentos de impuestos los millonarios sobresueldos asignados? ¿o cuando se inventaron contratos y boletas de honorarios para justificar estos ilícitos? Y hay que considerar que en el caso Van Rysselberghe todo tiene que ver sólo con la intención de solucionar un problema habitacional que se arrastra desde los veinte años de concertación.

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